Abarloados en la gasolinera del CN L’Escala

El cruce del Golfo de León fue más o menos lo previsto, pero con algo más de viento en algunos tramos. Por la mañana viento de SW que nos hace ir bastante bien a vela, a 4,5 – 5 kn. de velocidad. Por la tarde, empieza a rola a SW, justo en todo el morro. Ponemos motor y avanzamos bien al principio, que no hay mucho mar, pero luego es algo duro, poca velocidad y algunos pantocazos. Mateo sale de su cama de proa para la guardia un poco disgustado.

Sobre las 24:30 LT nos llega la rolada prevista a NW primero y Norte después, la tradicional tramontana del Golfo de León. Primero con 10-15 nudos, luego pasando a 20 y luego con algunas puntas de 25; por supuesto formándose algo de mar. El barco, rizado de mayor y génova, va bien equilibrado (la rueda apenas esta desplazada del eje y el piloto hace pocos movimientos), y vamos alegres a 7 nudos de velocidad navegando a 60º de viento aparente por nuestra amura de estribor. En algún momento damos algún pantozaco incomodo, y trabajamos las velas, carros, balumas y escotas para ver si conseguimos evitarlos. Al final, aumenta un poco de intensidad, y vamos navegando muy a gusto sobre los 8 nudos de velocidad. Los pantocazos paran, pero no evitamos que alguna ola nos barra la cubierta y la bañera.

Con el tercer cambio de guardia, con la bahía de Rosas a nuestra vista, la cosa aminora un poco. Llamamos a Caula, y le anunciamos nuestra llegada sobre las 08:00 LT. Nos dejan abarloarnos en la gasolinera por un par de horas. Caula y Mañas nos ayudan con las amarras. El Irenea descansa tranquilo junto a un alto mástil que tiene una senyera bien grande, como me indica Mañas. Algunos regalos, charlas y chascarrillos, un desayuno potente, ducha, y compra de anchoas. A las dos horas y media, ya estamos camino de la bocana.

Ha sido una buena recalada, y además cumplimos nuestro deseo del 2010 de que el Irenea visite a sus amigos de L’Escala. Ahora, para Denia.