En navegación, entre Ponta Delgada (Sao Miguel) y Gibraltar.

El día se acaba con una puesta de sol bastante espectacular. Se nota que hoy ha subido un poco la temperatura. Manuel nos prepara de cena una ensalada de perdiz escabechada y un huevo duro con paté de sardinas.

Somos los primeros en la rueda de las 23:00 horas. Rafael, con su habitual optimismo, nos dice que tenemos un tiempo que ni comprado en El Corte Ingles (de 15 a 20 nudos, y de N a NE para todos los días). Me riñe un  poco por no haberme quedado al final de la Rueda del día anterior. Luego habla con el Pakea, que hoy llega a Québec. Tienen una recepción en casa del Cónsul, pero también les va a recibir una chica “de Bilbao” que trabaja en la embajada. Al final el Pakea habla con nosotros. Nos pregunta sobre la ocupación de los Puertos de Horta y Ponta Delgada. Por último aparece Altino, al que saludamos cariñosamente.

La noche no tiene muchas incidencias, nos vamos haciendo al sistema de guardias de hora y media. Como hace bastante fresquito, el de bañera duerme en la litera de estribor del salón, autentica cama caliente.

Al amanecer, desayunamos algo, y cuando me voy a tumbar en mi cama, oigo un extraño ruido, como un roce profundo. Está claro que se produce en la zona del timón. Revisamos el piloto, y vemos que responde a pequeñas órdenes de uno o dos grados, pero no a grandes viradas. El ruido es incluso audible ahora desde la bañera. Mateo se pone a llevar el barco a mano, y Manuel y un servidor a vaciar el Lazareto, hasta llegar al sector. Nuestros primeros pensamientos son acertados: es la unidad de potencia del piloto automático, que roza y se atasca al trabajar. La desmonto en le propio Lazareto, pero no consigo quitarla de su anclaje. El ruido es similar al de una caja de cambios que tuviera mal los engranajes. El motor funciona bien, pero el eje entra y sale con mucha dificultad. Decidimos que con la escora, el agua que de vez en cuando entra de los rociones, y el trasiego de bidones, lo mejor es utilizar el piloto de viento. Ya lo revisaremos cuando tengamos un poco más de tranquilidad. Volvemos a estibar todo, y pongo el “windpilot”. A los cinco minutos, ya está gobernando con bastante precisión. Hacemos unos ajustes finos… y hasta ahora. Como tantas veces, “ese trasto” que llevábamos en popa y no usábamos nunca nos va a venir muy bien.

Manuel ha cocinado unas lentejas pardinas con verduras, reconoce que es su primera vez en la vida. Están bastante buenas. Como el día es fresquito, el plato acompaña. También tomamos una ensalada murciana, y una macedonia de frutas naturales. Vamos bien abastecidos. Mientras estamos con el trasiego del piloto, nos entran 6 mensajes seguidos en el Iridium: Camps ha dimitido. Miro los mails, y vemos que Juan también nos amplia información sobre el tema. Así que ya se pueden imaginar de qué hablamos en la de sobremesa. Había rumores de que Rita iría a la Comunitat, pero parece que es el alcalde de Castellón, Alberto Fabra el próximo presidente. Discurso bastante arrogante. Absurdo comparar Gurtel y Faisan. De ahí pasamos a comentar el mundo del funcionariado, la crisis general europea  y la situación general en España. Casi sin darnos cuenta se nos acerca por popa un carguero en dirección a Lisboa. Nosotros, felices caminos del Cabo de San Vicente.